lunes, 29 de diciembre de 2008

Ante la desesperación

Ahora antes que sea tarde y que tenemos tiempo, antes que el hastío, la hartura desmedida, el desamor, las adicciones, los desencantos, nos terminen por destruirnos, antes que se extinga el hálito de nuestras vidas, recurramos al doctor que sana con su sabiduría. Hay males que al tener su raiz en el espíritu solo se curan atacando la raiz, y para los males que nos aquejan solo hay un camino. El camino de las nadas. Quizá sea duro pero peor será ver la destrucción de tantas personas alrededor nuestro por tantas y tantas aficiones desordenadas. El Doctor nos abrirá los ojos de la inteligencia para ver por donde andamos y que debemos rectificar. Nada perderemos y ganaremos no solo el alma sino el alma y cuerpo, pero en la paz, la alegría, y la misericordia.








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